miércoles, 19 de febrero de 2014

SOLIDARIO Y CÁLIDO, EL PUEBLO DE METEPEC HIZO DEL MARATÓN UNA GRAN FIESTA POPULAR


Pueblo Mágico de Metepec, Estado de México; 16 de febrero de 2014.- Desde muy temprano, las familias de Metepec salieron a las calles para apoyar a los corredores del Primer Gran Maratón Metepec 2014. No importó el frío ni madrugar, para darse cita en las calles de este Pueblo Mágico.

Éste no fue un domingo cualquiera. Minutos antes se había dado el banderazo de salida. En el asfalto y mediante carteles, se indicaba a los competidores y al público que ahí estaba marcado cada kilómetro, de los 42, de la competencia. En sitios estratégicos se instalaron puestos de rehidratación, asistencia médica y equipo de sonido para animar a corredores y asistentes en esta, la gran fiesta deportiva de Metepec.


Conforme los minutos transcurrieron, las solitarias calles y avenidas fueron cobrando vida. El sonido ambiental contagiaba de ritmo a los paseantes. A lo lejos se alcanzaban a distinguir las luces roja y azul de la patrulla que escoltaba al grupo puntero.

Algunas personas aguardaban el paso de los contingentes y esperaban ver a sus corredores entre ellos.
Los niños eran los más entusiastas. Gritaban vítores y animaban con porras el paso de los más de dos mil deportistas inscritos, y esperaban algún gesto, un choque de manos, de parte de los atletas.

Alrededor de las 7:40 horas los corredores de élite, encabezados por los kenianos, con grandes zancadas y en apariencia, con un esfuerzo mínimo, atravesaron la marca de los primeros 10 mil metros. Un espectador comentó: “Si salieron a las siete y son ahora las 7:40, la velocidad de estos amigos es de cuatro minutos por kilómetro”. La aritmética no falla y el comentario fue por demás certero. Fueron ellos los ganadores: Hillary Kipchir Kimaiyo, en la rama varonil, y Judy Kiniuge, en la femenil.

Cuando comenzaron a pasar los contingentes, la gente se emocionó visiblemente. Muchos de los espectadores comentaban que tenían algún familiar o amigo participando.

Los asistentes fueron testigos de cómo cada uno de los corredores, locales, nacionales y extranjeros, tenía una técnica propia para afrontar el Gran Maratón Metepec.

La ruta fue resguardada por personal de la Policía municipal y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Los puestos de primeros auxilios, coordinados por el DIF Metepec, con el apoyo de la UAEMex y del ISEM, brindaron asistencia menor a algunos pocos atletas acalambrados. El saldo fue blanco e inmaculado.

Las zonas de rehidratación lucieron solidarias con las manos que se multiplicaban para asistir a quien requería un poco de agua o de bebida rica en electrolitos.

El Mercado de Artesanías se engalanó con la presencia de saltimbanquis y malabaristas, algunos arriba de zancos de considerable altitud, que animaban a maratonistas y paseantes, entre bailes y gritos de júbilo.
Fue visible la importancia de la algarabía para el ánimo de los corredores. Muchos se sabían rezagados y para ellos alcanzar la meta ya era ganar.

Fue, también, la fusión de esfuerzo y solidaridad que siempre lleva implícita toda actividad deportiva. Las porras, los gritos de aliento, el sonido de las matracas fueron esa inyección de ánimo y energía que todo atleta necesita y agradece.

Indudablemente, un evento de esta magnitud fortalece a la sociedad, porque impulsa la convivencia en familia, la solidaridad, el sano esparcimiento y la práctica del deporte, actividad que en sí misma procura un cuerpo vigoroso y una mente sana.