domingo, 20 de octubre de 2013

QUIMERA NOS PRESENTA LA HISTORIA DE “METEPEC EN EL S.XIX”


Pueblo Mágico de Metepec, Estado de México, 20 de octubre de 2013. Las calles y recintos de Metepec, han recibido con los brazos abiertos al público y los participantes de una edición más de Quimera. Año con año, desde 1991 se celebra este festival para acercar el arte y la cultura tanto a vecinos del municipio como visitantes de otras partes del país.

Por ello, cobra importancia acercar además la historia a la gente, no sólo para extender las raíces de este Pueblo Mágico más allá de sus límites, sino también, con el propósito de enriquecer desde las entrañas su propia cultura.

“Saber la historia de donde uno vive es casi un deber”, nos dice la cronista municipal Bertha Balestra, quien, en el restaurante La Vid, presentó la amplia investigación que realizó junto al Cronista Auxiliar Christian Reynoso, titulada Metepec en el S.XIX.

Fue gracias a su ardua búsqueda de información en documentos oficiales de los archivos históricos del Estado de México y Metepec, como Censos, inventarios municipales, correspondencia, obras públicas y fotografías de distintos años, que hoy sabemos lo mucho que ha cambiado el municipio a lo largo de los últimos dos siglos.

El Estado de México estaba dividido en distritos, que en conjunto, reunían 1 millón 700 mil habitantes; la cuarta parte del total de la población de todo el país. Sin embargo, por distrito no se superaban los 5 mil, a excepción de Toluca que contaba con 12 mil.

En cuanto a sociedad y economía, se desarrollaban distintas actividades como la agricultura de productos para el autoconsumo como el frijol, el maíz, el chile, el maguey y la calabaza; la ganadería de animales pequeños como las ovejas; y el comercio de los productos originarios de cada región del estado.

Por otra parte, en una Carta Geográfica del año 1849, se lee la petición del poder ejecutivo a los alcaldes de todos los pueblos del país para que se realizara un Censo Nacional con el propósito de conocer la cantidad de habitantes de todo el territorio mexicano, para así determinar la cuota de impuestos a cobrar, además, se obtuvieron los índices de natalidad, mortandad y relación entre hombres y mujeres.

En estos censos se recogía información como: nombre, oficio, edad, sexo y origen, entre otros. De ahí, los investigadores recogieron que los oficios más comunes eran de labrador, jornalero, arriero, pulquero y traficante. Asimismo, entre los apellidos más populares estaban Terrón, Lara, Carrillo, Nava y Mejía.

Muchos de los pueblos aledaños a Metepec, en ese tiempo eran barrios que integraban parte del ahora Pueblo Mágico, como San Miguel y San Mateo. Cada barrio tenía su capilla, y todas en conjunto, formaban una cruz.

De uno de aquellos documentos oficiales, se toma este fragmento textual que describe la cabecera municipal así: “Las calles no están bien alineadas, ni forman manzanas por no estar enlazadas las casas y estar interpuestas las huertas de magueyes, y esta circunstancia la hace ser de mayor extensión…”.

Durante la conferencia, se exhibieron diversas fotografías de aquella época que mostraron las calles sin pavimento ni alumbrado, además de algunos establecimientos de aquella época como la Pulquería La Reforma.

Todos estos datos y más, integrarán un libro que está en proceso de ser publicado por sus investigadores, quienes cuentan con una gran trayectoria. Bertha, además de ser la cronista de Metepec, es autora y coautora de varios libros de cuentos, crónica y poesía, y por si fuera poco, es presidenta fundadora de la asociación civil Al rescate del Patrimonio Cultural Metepec, entre otras cosas.

Por su parte, Christian, como Licenciado en Historia por la Facultad de Humanidades de la UAEM, es autor de un libro y coautor de un catálogo de tesis, además de contar con dos diplomados, uno en Historia del Arte por la UAEM, y otro en Raíces de la mexicanidad por el Colegio de México.

En su tarea por acercar la historia del pueblo a su gente, agradecieron la colaboración del Ayuntamiento de Metepec, de Melitón Melgarejo Lugo, de las familias Viilchis Piña y Lara Terrón, de la FOCAEM, por su aporte de material documental, y del restaurante La Vid por albergar la conferencia.